Como un recuerdo del pasado, todavía quedan algunas piezas únicas que, con el paso del tiempo, se convierten en historia de sus pueblos y de sus ciudades. Construida en los albores del siglo XX, cuando la costa catalana dejaba poco a poco de ser el terreno natural de los tradicionales pescadores arraigados a la tierra durante generaciones, para convertirse en la nueva zona de residencia estival elegida por una nueva burguesía catalana. Por su proximidad a Barcelona siguiendo paralela la línea de costa por una bien trazada carretera, poco a poco se empezaron a construir nuevas casas de estilo colonial. Llamado también de estilo indiano, por ser construidas en su mayoría por catalanes que marchaban a las indias, las américas coloniales españolas, en busca de aventuras y desventuras y que regresaban después de haber encontrado fortuna o desdichas. No sabemos cuáles fueron las historias que llevaron a su propietario a construir esta casa, pero sin duda su huella quedó, siendo un bien catalogado por el Departamento de Patrimonio de la Generalitat de Catalunya.
Su actual propietario compró la casa en 1984, rescatando una preciosa pieza olvidada entre las estrechas calles de Premia de Mar, que aún conservaba su interior como un recuerdo perdido en la nostalgia. En ese momento se procedió a hacer una reforma completa y estructural de la casa para preservarla y conservarla. Con un meticuloso trabajo de restauración en todos aquellos elementos que podían conservarse y que añaden al lugar ese acento de casa señorial de época. Conserva así sus vigas de madera, sus puertas y ventanas acristaladas, los pasamanos de las escaleras, las molduras de sus techos, así como los pináculos de la cornisa que coronan la casa en su terrado y desde donde puede verse de frente el mar, a escasos metros atravesando un par de calles hasta la costa.
Construida sobre una parcela de 250 metros cuadrados la casa suma un total de 300 metros cuadrados construidos entre las dos medianeras que la separan de sus casas vecinas. Como es habitual en estas casas, la fachada se sitúa a pie de calle pegada al límite de la parcela, mientras que la parte interior de la parcela acoge la terraza y el jardín. La parte superior de la casa está terminada por una terraza transitable, que sin duda es uno de los lugares más celebrados de la casa, al encontrarse por encima del resto de vecinos y con una vista perfecta del campanario de la plaza del Ayuntamiento, mirando en dirección al Mediterráneo.
Antes de entrar en la casa vemos una fachada bien conservada y pintada de blanco y gris acentuando las sombras y relieves de una fachada orientada hacia el sur e iluminada siempre en los días de sol.
El interior de la casa ofrece una colección de muebles, cuadros y adornos que terminan de vestir la propiedad con el inconfundible aroma del pasado. A su vez, su renovada distribución ofrece un entorno confortable para vivir. En la terraza interior, decorada como si de un tradicional patio andaluz se tratara, ofrece además el entorno ideal para disfrutar de las noches cálidas de los veranos en el mediterráneo.
Сosta del Maresme
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Adosado
332 m²
215 m²
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