Situada una finca moderna de los años setenta ofrece grandes ventanales en sus habitaciones y salida a una amplia terraza de unos 70 metros cuadrados orientada al norte, por lo que resulta el lugar ideal donde pasar los veranos en Barcelona, disfrutando de las vistas al Tibidabo a la vez que se resguarda del intenso sol y calor. Siendo el piso más alto de la finca ofrece gran privacidad.
Pese a tratarse de una finca de los años sesenta la casa fue completamente reformada en los ochenta y actualiza parcialmente más recientemente, por lo que no necesita una reforma urgente en su interior, aunque presente un estilo algo desfasado en algunos elementos.
Al entrar en el apartamento lo hacemos a un pequeño recibidor de forma cuadrada a la derecha del cual se encuentra la entrada al primer dormitorio, utilizado actualmente como vestidor. De frente, desde el recibidor, nos encontramos un breve pasillo que conduce al salón y en el que encontramos a la derecha la puerta que accede a la cocina. Este primer dormitorio y la cocina tienen ventana a un patio de luces del edificio. Gracias a ser el último piso de la finca ofrece gran luminosidad durante todo el día.
El salón disponía en su día de chimenea, oculta ahora, pero con posibilidad de abrirla nuevamente. Desde el salón accedemos a la terraza, en una parte donde actualmente han hecho un cerramiento acristalado con techo que utilizan como salón de verano. Algunos pisos de la finca han unido la cocina y el salón, ya que este tipo de pisos utiliza una estructura de pilares que facilita la redistribución de sus paredes interiores sin mayor complicación.
Desde el salón se extiende un pasillo que nos lleva a tres dormitorios amplios dobles, uno de los cuales dispone de su propio baño. Los otros dos dormitorios comparten un baño que encontramos también en el pasillo.
La vivienda se encuentra en un barrio excepcional de la ciudad, a pocas calles de Paseo de Gracia y por debajo de la Diagonal y la plaza Francesc Macia. Se encuentra rodeada de excelentes restaurantes, zonas de ocio, gimnasios, colegios y hospitales. Y muy bien comunicada gracias al metro y el autobús, pero sobretodo a encontrarse en dos de las principales arterias de la ciudad, las calles Aribau y Muntaner.
Por su ubicación y características se trata de una gran oportunidad ya que las terrazas y los sobreáticos ofrecen una luz y una amplitud sin igual.